domingo, 29 de julio de 2012

Los campanarios castellanos

Entre las muchas cosas que poco a poco van desapareciendo de nuestra vida se encuentran las campanas.
No soy un experto en el tema, solo quiero aportar lo que conozco de la utilidad de estos aparatos de producir sonidos.
Muchas personas las consideran innecesarias y procuran que desaparezcan de nuestro entorno, parece que molestan, quizás sea así cuando suenan a horas intempestivas.
Pero hoy voy a comentar el tema de las campanas de un pequeño pueblo castellano en la Montaña Palentina.






Se acercan las fiestas patronales y el pueblo se encuentra que las campanas y los soportes correspondientes se hallan  deteriorados, por lo cual y gracias al alcalde de la junta vecinal se decide proceder a la reparación de las mismas.


A la altura que se encuentran las mismas se precisa una grúa y personas dispuestas a colaborar. Una vez contratado el camion-grúa se sube al campanario a soltarlas y bajarlas con ayuda de la pluma-grúa hasta depositarlas en la caja del camión con destino al taller.
Es necesario contar con la colaboración de un metalista y de un carpintero para realizar la reparación.
Y una vez debidamente reparadas hay que volver a subirlas al campanario.
Esta labor es algo mas complicada de desmontarlas y bajarlas. Pero el personal esta animoso. A las ocho de la mañana de un sábado todos los voluntarios están en su puesto.




Es necesario personal especializado pues se requiere buenas vigas de hierro, soldadura y fuerzas para levantar las campanas y sujetarlas en sus ejes, y todo ello en el campanario, un recinto mas bien reducido.

Toda la operación precisará de bastantes horas de trabajo hasta conseguir el resultado deseado.




Estas campanas ya fueron reparadas o sustituidas hace muchos años, por estar agrietadas y no ser útiles para el fin que se concibieron; gracias a la generosidad de un vecino del pueblo.




En otra época, no muy lejana, cuando mayoritariamente el pueblo se dedicaba a la ganadería y a la agricultura como modo de subsistencia, las campanas eran un instrumento de comunicación, quizás mas efectivo y mas económico que los actuales, ni tenia cuotas de abono ni sufría saturaciones en las lineas. En aquellos años el pueblo no tenia teléfono.

Por supuesto que se utilizaban para llamar a las diferentes manifestaciones cristianas, misas, bautizos, funerales y alguna que otra boda.



Pero su uso mas habitual y diario era dar la señal de salida a la cabaña; cada mañana del año se tocaban las campanas para que los vecinos sacaran las vacas de las cuadras, después de su ordeño y al frente de uno o varios cuidadores se llevasen todas juntas a los prados a pastar hasta el medio día, repitiéndose esta operación después de la comida. La ganadería - las vacas -  solían regresar sin necesidad de ser empujadas al anochecer y cada una de ellas conocida el camino a su cuadra.

Actualmente los montes y prados están mas o menos cercados y las vacas apacientan sin necesidad de cuidadores, con lo cual y en caso de romperse las cercas o no existir, los animales se pasen por las carreteras y por el centro de los pueblos, con las con siguientes molestias de sus vecinos.




En otros muchos usos de las campanas estaba la llamada a huebra o concejo. Estas labores han desaparecido de la mayoría de los pueblos.

Cuando un pueblo precisaba limpiar sus calles, arreglar caminos, hacer zanjas para meter el agua a las casas, reparar paredes y otras muchas cosas, se tocaba a huebra y los vecinos acudían a trabajar en beneficio de todos sin percibir paga alguna. 

Dichos trabajos estaban acordados en las reuniones que se celebraban en la casa Concejo, para lo cual previamente se había avisado a los vecinos a toque de campana.
Podían y debian asistir todos los vecinos, exponer sus ideas o sus quejas y de esa celebración o junta de vecinos salían los acuerdos para realizar obras, prados a los que llevar el ganado, fechas para cerrar o abrir los prados para que pastase el ganado, quien o cuantas personas tendrían que llevar el ganado a pastar en verano en el monte, horarios para el riego de los huertos, etc...

Y nos acompañaban hasta el último suspiro, al fallecer algún vecino tocaban a muerto.